Fue tal la desesperación por acabar con sus secreciones mucoidales, que en un impulso de no morir ahogado acabo muriendo sepultado por una montaña de Kleenex a los pies de su cama.
Fue el catarro de su vida.
Wolfiria nos sorprende con su segundo relato... 38 palabras! No se puede contar más en menos :)
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