Serena iba por la playa, rodeada del atardecer, cuando inquieta sintió de nuevo aquella presencia... Temerosa apuró el paso, su corazón a prisa latió y una voz interna le decía: no te librarás ya de mi. Miró a su alrededor y nada había, sólo era su mente que le confirmaba una vez más su soledad…
sábado, noviembre 18, 2006
Soledad presente
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2 comentarios:
Uno más
Aquel sonido destrozó al silencio, sobresaltó incluso a los que no lo escucharon.
El frío y duro metal traspasó la materia blanda y caliente que latía. Latía…
El silencio pudo volver a formarse, pero esta vez era más denso, era total. El latido había cesado, por fin.
La muerte envolvió en sus brazos a su nuevo hijo y emprendió la marcha hacia el infinito.
beatriz, la historia es genial... pero me salen 64 palabras ;) cuesta reducirlas :) animo!
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