-Tiene una
contractura horrorosa en el hombro. Duele, ¿verdad?
Estos esfuerzos
son nefastos a su edad. Cuide su salud.
No niego que queda
preciosa allá arriba, por la noche.
Pero dígame,
señor Dionisos, ¿no podría haber invitado a cenar a Ariadna, en
vez de de lanzar su Corona Boreal al cielo?
Ale, túmbese en
la camilla.