
Vanessa tuvo suerte.
Trabajando de azafata de avión, vivió la terrible experiencia de una descompresión. La succión la lanzó al aire desde 750 metros de altitud.
Iba a morir.Vió pasar la vida ante sí.
Afortunadamente cayó sobre una densa arboleda y aún con fracturas, salvó su vida.
Horas más tarde fue devorada por un oso.
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