
Las lágrimas brotaron sin querer, casi avergonzadas de abrir la puerta del corazón… La abracé en un intento de mitigar su llanto, aún casi sin entender a que venía eso. De pronto, las caricias de consuelo se convirtieron en besos. No lo supimos entonces pero la puerta que se había abierto era la del amor.
2 comentarios:
El Fin
Pronto observé una Luz.
Noté como me acercaba hacia ella sin poder evitarlo. Pronto empecé a sentir frío en las piernas, en el tronco y, poco a poco, alcanzó mis brazos. Cuando por mi cabeza cruzó una brisa helada, pude ver a mi madre exhausta tumbada en la camilla.
-Enhorabuena, es un niño.
muy buena historia :) el titulo no cuenta en la suma de las palabras ;)
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