
El aliento le faltaba. Los calambres empezaban a atenazar sus piernas, sabía que nunca saldría de aquello, pero la alternativa de rendirse era peor… No había nadie en kilómetros a la redonda que pudiera ayudarla, a excepción de él. Presentía que estaba cerca, demasiado cerca, y no podía hacer nada… De repente… Oscuridad…. Para siempre…
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